jueves, 23 de septiembre de 2010

Bendito el lugar y el motivo de estar ahí, bendita la coincidencia. Bendito el reloj que nos puso puntual ahí, bendita sea tu presencia. Benditos ojos que me esquivaban, simulaban desdén que me ignoraba y de repente sostienes la mirada. Bendita la luz, bendita la luz de tu mirada. Bendita la luz, bendita la luz de tu mirada desde el alma. Bendito Dios por encontrarnos en el camino y de quitarme esta soledad de mi destino. Gloria divina de esta suerte, del buen tino, de encontrarte justo ahí, en medio del camino. Gloria al cielo de encontrarte ahora, llevarte mi soledad y coincidir en mi destino, en el mismo destino.

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