domingo, 28 de febrero de 2010



Una sonrisa no cuesta nada pero vale mucho. Enriquece a quién la recibe sin empobrecer a quién la dá. Dura sólo un instante, pero el recuerdo de esa sonrisa dura para siempre. Nadie es tan rico que puede vivir sin ella, ni tan pobre que no la merezca. Es la señal externa de la amistad profunda. Una sonrisa es el alivio para el cansancio. Da fuerzas al alma, y es consuelo en la tristeza. Una sonrisa puede ser un tesoro desde el momento que se dá. Si crees que a tí la sonrisa no te aporta nada, se generoso y dá una de las tuyas, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como quién no sabe recibir. Una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz. La sonrisa es el idioma universal.

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