No sabemos lo que tenemos, hasta que lo perdemos.
Es una frase que ya conocemos, escuchamos, comprendimos, incluso la experimentamos en carne propia…pero aun así, seguimos igual o peor que antes. Lastimamos a seres queridos con actos o palabras hirientes, desperdiciamos tiempo valioso malgastándolo en cosas sin sentido que nos dejan el alma y el corazón vacíos.
A veces realmente llego a creer que preferimos la infelicidad absoluta, pero lo peor de todo esto es que con nuestra actitud llegamos a hundir a seres realmente únicos, irrepetibles, que con el tiempo su alegría, su brillo y su compañía, se evaporan y finalmente, desaparecen, desaparecen de nuestra vida.
No medimos lo que hacemos. Lo que hacemos no sé si porque no queremos o no somos lo suficientemente valientes para luchar por alguien que nos lo entrega todo.
Sólo nos sacamos la venda de los ojos, cuando aquella persona sigue su camino por la vida sin mirar atrás, y nos abandona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario