sábado, 10 de enero de 2009

Tú eras todo para mí, yo no creía más que en ti, y te llagaste a convertir en mi religión. Tú eras todo y nada más, eras mi voz, eras mi hogar, en medio de la soledad una bendición. Tú eras todo para mí, desde el principio hasta le fin. No había como definir éste amor. Pero algo extraño sucedió, el cuento de hadas se acabó. Dijiste adiós y me rompiste el corazón. Cuanto te quiero, cuanto te odio, cuanto te llevo en mis sentidos; si no te olvido es por puro masoquismo.

No hay comentarios: