En un café se vieron por casualidad, cansados en el alma de tanto andar. Ella tenía un clavel en la mano, él se acercó, le preguntó si andaba bien, llegaba a la ventana en puntas de pie, y la llevó a caminar por corrientes. Miren todos, ellos solos pueden más que el amor y son más fuertes que el olimpo. Se escondieron en el centro y en el baño de un bar sellaron todo todo con un beso.
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