miércoles, 10 de diciembre de 2008

Un guerrero acepta la derrota. No la trata como algo indiferente, ni intenta transformarla en victoria. Se amarga con el dolor de la pérdida, sufre con la indiferencia y se desespera con la soledad. Pero después de que pasa todo esto, lame sus heridas y recomienza todo otra vez. Un guerrero sabe que una guerra está compuesta por muchas batallas. Y sigue adelante.

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