El amor no hace muchas preguntas, porque si empezamos a pensar, empezamos a tener miedo. Es un miedo inexplicable, y no vale la pena tratar de traducirlo en palabras. Puede ser el miedo al desprecio, a no ser aceptada, a quemar el encanto. Parece ridículo, pero es así. Por eso no se pregunta, se actúa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario